- Sorprende haber visto a un portero tan completo que no llegó a jugar en las ligas más importantes europeas. Su experiencia a nivel de clubes ha transcurrido en varios países ex-pertenecientes a la antigua Unión Soviética: Rusia, Ucrania, Uzbekistán... e incluso llegó a jugar en Chipre. Eso sí, fue con el Spartak de Moscú con el que alcanzó su mayor fama durante sus cinco años de buen fútbol en la liga rusa.
También me sorprendió que no pudiera pasar de las dieciséis internacionalidades con la selección rusa, pero eso se debe a la alta competencia que siempre hubo en su país en cuanto a los duros guardianes del gol que le impidieron sumar más partidos.
Aleksandr Vladimirovich Filimonov (Александр Филимонов) nació en Yoshkar-Ola (Rusia), el 15 de octubre de 1973. Fue creciendo durante su juventud hasta convertirse en un mozo de 1´93 cm de estatura cuyas maneras le servirían para sorprender a muchos ojeadores. Alocado en ocasiones y seguro en muchas otras, Filimonov llamaba la atención bajo palos.
Era un líder de vestuario, un tipo con carácter que nunca fallaba en los balones aéreos y que a veces tenía fallos incomprensibles, pero siempre se perfiló como uno de los mejores guardametas rusos de los últimos tiempos pese a que su experiencia internacional no le avalase.
Empezó jugando en un club de su ciudad natal a finales de los ochenta, el Burevestnik Yoshkar-Ola. Aún existía la Unión Soviética cuando Aleksandr realizaba sus primeras estiradas defendiendo la portería. Ya en la década de los noventa abandonaría la disciplina para emprender un largo peregrinaje por varios clubes de diferentes países.
Con el Stal Cheboksary se hizo profesional y jugó sus primeros partidos de alto nivel. De ahí pasaría al Druzhba Yoshkar-Ola, en el que tendría grandes actuaciones para establecerse en la titularidad y llamar la atención de equipos con mayor prestigio en Rusia.
La secesión soviética originó que el Fakel Voronezh formase parte de la nueva Premier rusa, en la que ya debutaría Filimonov jugando 67 partidos en la misma. Tras su exitoso paso por el Tekstilshchik Kamyshin, el arquero pasaría a formar parte del Spartak de Moscú.
En el Spartak vivió sus mejores años como futbolista. Durante cinco temporadas alcanzó la internacionalidad con la selección rusa y conquistó sus primeros títulos a nivel de clubes. Participó en 147 partidos con la escuadra moscovita y figuró como uno de los mejores porteros del momento, pero en 2001 se desvincularía de la entidad de Otkrytie.
Filimonov aterrizó en Ucrania para jugar en el poderoso Dynamo de Kiev. Sin tener suerte en la capital ucraniana retornó a Rusia para jugar un año en el Uralan Elista, del que posteriormente pasaría al F.C. Moscú.
Probó fortuna en una liga exótica como la chipriota jugando para el Nea Salamis. Tuvo un breve paso por el Kuban de Krasnodar y después se marcharía a Uzbekistán para firmar por el Lokomotiv de Tashkent. Allí jugó durante el curso 2009\10 coincidiendo en la misma liga con el astro brasileño Rivaldo, que se hallaba en el Bunyodkor.
Nuevamente en Rusia, Filimonov jugó durante tres campañas para el Arsenal Tula y se despidió del fútbol en activo como miembro del Dolgoprudny. Sin embargo no quiso despedirse del todo de su deporte favorito, ya que Aleksandr continuó practicando deporte en la modalidad de fútbol-playa llegando a representar también a la selección nacional.
Un error de Filimonov dejó fuera de la Eurocopa de Bélgica-Holanda a la selección de Rusia. |
- Filimonov jugó para la sección Sub-21 de Rusia antes de pasar a representar al equipo absoluto. Su debut con la escuadra principal se produjo el 25 de marzo de 1998 en un partido amistoso contra Francia. Ese mismo año jugaría cuatro partidos más con el combinado ruso sin poder hacerse con la titularidad.
No obstante, Aleksandr fue el arquero principal de Rusia en la fase de clasificación para la Eurocopa 2000. Pese a que realizó grandes actuaciones, un error suyo contra Ucrania dejó fuera de la Eurocopa a la selección rusa, por lo que el meta no pasaría de las dieciséis internacionalidades. Aquel fue su punto de inflexión como jugador internacional.
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