- Mario Héctor Turdó aterrizó en Vigo con la etiqueta de delantero prometedor. Llegaba a un Celta plagado de jugadores buenos que actuarían por detrás de él, como Mostovoi, Karpin, Mazinho, Makelélé y su paisano Gustavo López. Aparte, tendría la competencia de otros delanteros como Benni McCarthy, Iván Kaviedes, Haim Revivo y, más tarde, el holandés Rick Hoogendorp quien llegaría en el mercado de invierno.
Sus inicios en la liga argentina fueron en la campaña 96\97, con el Defensores Armstrong, modesto equipo de su liga. turdó nació el 1 de enero de 1979 en Santa Fe (Argentina). Rápidamente evolucionaría fichando por el Independiente de Avellaneda, un club con más prestigio en su país. Allí jugó dos temporadas antes de firmar por el Real Club Celta de Vigo.
Turdó había sorprendido en el Torneo de Esperanzas de Toulon de 1999, razón suficiente para que la directiva céltica se animase a apostar por el joven atacante argentino. Fue presentado como jugador celeste y la gente parecía entusiasmada con la incorporación de "Super Mario", que es como se le llamaba con cariño por Vigo, haciendo referencia al personaje típico de un videojuego muy popular.
No obstante, la única temporada del argentino en el Celta no fue tan buena como todos aguardaban, aunque tampoco consideraría que fuese mala. Mario se había topado con un Celta sumergido en competiciones europeas y desplegando un fútbol extraordinario por todos los campos y, pese que el ariete contaba con buenos asistentes, sólo materializó 7 goles en toda la temporada 99\00 de sus 25 encuentros disputados.
Quizás, lo que le perjudicó a Mario, fue ese cartel de futuro delantero de la selección de Argentina, porque realmente cuando jugaba se le veían maneras de buen delantero: Sabía regatear, desmarcarse, tenía velocidad y finalizaba con calidad las jugadas. Pero el problema es que en el Celta, más que finalizar, marraba demasiadas ocasiones.
Su debut se produjo frente al Real Oviedo, en la primera jornada de liga. Jugó como titular de la mano del técnico, Victor Fernández. Curiosamente, a ese mismo equipo, Turdó le haría un Hat-trick en el partido de vuelta de liga.
La temporada del artillero argentino podría calificarse como discreta, luciendo de vez en cuando esa calidad que le abanderaba desde que llegó a la ciudad olívica. Para mi gusto, era un gran jugador, un delantero elegante a la vez que luchador, que en el Celta sólo le faltó marcar más tantos para demostrar su valía.
En la Copa de la UEFA, Turdó vivió una noche mágica para sí mismo y más aún para el celtismo. Todos recordaremos aquella vaselina que le hizo al meta alemán del Benfica, Enke. Ahí salió el verdadero "Super Mario", golpeando con suavidad el balón para picar por encima del portero, haciendo un golazo típico de los buenos realizadores, de los mejores "Killers".
En la Copa de la UEFA, Turdó vivió una noche mágica para sí mismo y más aún para el celtismo. Todos recordaremos aquella vaselina que le hizo al meta alemán del Benfica, Enke. Ahí salió el verdadero "Super Mario", golpeando con suavidad el balón para picar por encima del portero, haciendo un golazo típico de los buenos realizadores, de los mejores "Killers".
Aquel día, Mario Turdó hizo dos Goles y el Celta ganó 7-0 al Benfica portugués, todo un hito futbolístico. El resto de goles se los repartieron entre: Juanfran, Mostovoi, Makelèlè y dos de Karpin.
Esa fue la noche de Turdó, todo lo contrario para los miles de seguidores lusos, que enmudecieron ante la gesta de los celtiñas.
Esa fue la noche de Turdó, todo lo contrario para los miles de seguidores lusos, que enmudecieron ante la gesta de los celtiñas.
Sin embargo, el Celta optó por deshacerse del delantero argentino, al llegarle una más que suculenta oferta del Rennes francés, por valor de 12 millones de euros. Con esta operación, el conjunto vigués se ganó 8 millones y medio, ya que el fichaje del atacante argentino costó a comienzos de temporada 3 millones y medio. Sin duda fue una gran venta.
Turdó sorprendió a muchos en el Torneo de Esperanzas de Toulon de 1999. |
- El Rennes lo cedió a la U.D. Las Palmas en el mercado invernal, donde jugó 12 partidos y marcó un gol. Mario acaba la temporada con los canarios y vuelve a Francia, para rescindir su contrato y acabar de nuevo en España, jugando en un Leganés que ya contaba hasta con seis jugadores argentinos.
El conjunto madrileño perdería la categoría, cayendo a la Segunda División B y el jugador regresaría a su país para jugar con el Arsenal argentino. Sus últimos equipos fueron el Quilmes, Gimnasia y Esgrima de Jujuy y, por último, San Martín de Tucumán.
Las constantes lesiones de rodilla le marcaron desde sus inicios. Al menos, en Vigo se podrá decir que Mario se convirtió en "Super Mario" en aquella mágica noche europea contra el Benfica. Por eso no pudo llegar muy lejos con la selección argentina, a la que solamente representó en aquel Torneo de Toulon de 1999.
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