- Voy a extenderme un poco en la historia de nuestro protagonista porque en todos los países se juega al fútbol y Tayikistán tiene el honor de haber contado con la representación de este versátil jugador que, por el momento, figura como el único tayiko que ha competido en la Liga Española.
Lo hizo con el Real Valladolid, al que ayudó a subir a Primera División en 1993. También formó parte del Spartak de Moscú, Lokomotiv e incluso probó fortuna en la Bundesliga austriaca con el Admira Wacker o Austria Wien.
Aún se separaba la Unión Soviética cuando él ya jugaba al fútbol. Por ello llegó a representar al equipo de Tayikistán en dos ocasiones, aunque también defendió la bandera rusa entre 1994 y 1995. Sin embargo, Rashid se declara a sí mismo como tayiko.
Rakhimov como jugador del Valladolid. |
Muchos no lo creerán, pero en Tayikistán siempre hubo una gran pasión por el fútbol, y si no que se lo pregunten a él, pues considera que el fútbol es una enfermedad, "su enfermedad". A día de hoy entrenador, Rashid también era aficionado a la lucha libre y el boxeo. Finalmente el fútbol acaparó toda su atención, y a ello se ocupaba en sus ratos libres siempre y cuando sus obligaciones lo permitían, pues su infancia no fue fácil.
Tan solo tenía dos años cuando su padre falleció, lo que causaría que su madre tuviese que trabajar en tres empleos para mantener a los cuatro hijos de la familia. No fueron tiempos fáciles para la familia Rakhimov, y menos para Rashid, un niño que creció jugando al fútbol sin el necesario apoyo paterno.
A finales de los setenta ingresaría en la academia deportiva del SKA-Pamir Dushanbe, club en el que se formó hasta lograr un contrato profesional a comienzos de los ochenta, lo que le permitió ganar un dinero con el que ayudar a su sacrificada madre.
Sharif Nazyrov, entrenador del Pamir, ejercería de padre con un chaval desprotegido que tenía grandes cualidades. Además de jugar como pivote, Rakhimov podía jugar como central o por la banda izquierda como carrilero.
Vista su calidad, el poderoso Spartak de Moscu iría a por el joven tayiko, que en 1992 pasaría a formar parte del club para ganarse un gran prestigio internacional. Sin embargo no entraría en los planes del entrenador, por lo que la directiva procedería a buscarle un destino ideal donde jugar como cedido.
Rakhimov firmaría por el Real Valladolid en el verano de 1992. Recuerdo mi primera visión sobre el jugador. Como por entonces tampoco teníamos mucha idea sobre la secesión soviética, a Rashid le recordaba como un simpático jugador, erróneamente de origen ruso, moreno, con un prominente mostacho y una gran fortaleza física.
Rápidamente se puso a las órdenes de Marco Antonio Boronat, quien le haría debutar en la Segunda División española un 5 de septiembre de 1992, en el emparejamiento de la primera jornada ante el filial del Barça. El partido acabó con empate a uno.
Parece que el de Dushanbe se aclimató bien al fútbol español, ya que desde el principio se ganaría la titularidad dentro de un equipo que acabaría cumpliendo con su principal misión, la de ascender a Primera División.
A lo largo de aquel curso 1992\93 cumplió con 29 apariciones en las que dejó dos goles ante Mérida y Badajoz. Pese a que el Valladolid subió a la liga de los grandes, Rakhimov prefirió perdérselo por no reducir su salario, razón por la que retornaría a Rusia rechazando la renovación de contrato de la entidad de Pisuerga.
Rashid Rakhimov (en el centro de la imagen) en su etapa como jugador del Pamir. |
- Cumpliría su contrato con el Spartak volviendo a jugar cedido en el Lokomotiv y desvinculándose del club moscovita con unos números de 26 partidos y un gol. Cambió de aires para fichar por el Austria Wien, donde estuvo cinco temporadas antes de terminar su carrera en equipos como el Admira Wacker y Ried.
Como internacional jugó para dos selecciones sin pasar por la extinta Unión Soviética. Empezó por representar a Tayikistán en 1992, para luego jugar en cuatro ocasiones con Rusia y finalmente jugar una vez más para el combinado tayiko en 1996.
No hay comentarios:
Publicar un comentario