- Hay jugadores que nunca serán olvidados por lograr gestas importantes para un país. Pese a que Yugoslavia ya no existe, hay historiadores que recuerdan con nostalgia aquella competitiva selección balcánica que tanto dio que hablar por el mundo. Yogopapir es una de las que recogen cientos de anécdotas sobre aquel extinto equipo.
A Ljubomir Radanovic (Љубомир Радановић) se le recuerda por ser una de las heroínas de aquella selección yugoslava cuando apenas tenía experiencia internacional, pues el logró el tanto que metió a su país en la Eurocopa de Francia 1984, y esto ocurrió en el tiempo de descuento.
Su carrera internacional duró cinco años, en los que además de participar en la Euro de Francia, también formó parte del equipo olímpico que conquistó el bronce en las Olimpiadas de Los Ángeles (EE.UU.).
Bélgica, Francia y Suiza fueron las experiencias foráneas de este defensa central que dejó huella en equipos como el Standard de Lieja y el Partizan. Su currículo a nivel de clubes se cerró en 1995, con 307 partidos y 22 goles.
Y es que Radanovic era un defensa goleador, y no lo digo solo por aquel tanto ante Bulgaria que metió a su país en la Eurocopa. Jugaba como defensa central pero muchas veces se incorporaba al ataque, dominando el juego aéreo con sus poderosos remates de cabeza. Era un jugador serio, ordenado, seguro y muy técnico, un tipo que sabía jugar la pelota.
Radanovic nació el 21 de julio de 1960 en Cetinje (Montenegro), por entonces perteneciente a Yugoslavia. En sus inicios residió en esa preciosa ciudad jugando para ese equipo que da nombre a uno de los montes más espectaculares de la geografía balcánica, el Lovćen.
En 1977 daría el salto profesional con apenas diecisiete años. Trabajó muy duro para ganarse la titularidad en el club de su municipio, hasta que ya en su última temporada figuró como un fijo en el eje de la zaga.
Abandonó su Montenegro natal con algo más de treinta partidos y su primer tanto como profesional. Aterrizó en la vecina Serbia para fichar por uno de los históricos yugoslavos, el Partizan de Belgrado, con el que firmaría contrato a comienzos de la década de los ochenta.
Llegar al Partizan le vino muy bien, puesto que Radanovic se convertiría en todo un estandarte del club belgradense, para el que jugó durante siete temporadas mientras iba sumando internacionalidades con el equipo nacional de Yugoslavia.
Llegaron los títulos, las gestas y la gloria. Ljubomir ya era uno de los mejores defensas balcánicos cuando abandonó el Partizan en 1988, habiendo participado en 172 partidos en los que registró una quincena de goles.
A partir de entonces quiso probar suerte en el extranjero, siendo su primer destino Bélgica para fichar por el Standard de Lieja, donde estuvo dos temporadas bastante buenas. Entre 1988 y 1990, el zaguero de Cetinje dejaría unos números de 62 partidos y tres tantos.
Posteriormente pasó por la liga francesa de forma efímera. Compitiendo en la misma como miembro del OGC Nice durante el curso 90\91. Tras un buen año en la Ligue 1 volvería de nuevo al Standard de Lieja.
Su segunda etapa en la liga belga estuvo interrumpida por las lesiones y el escaso juego del yugoslavo, que en 1992 abandonaría Lieja para probar suerte en su último destino por la diáspora. Ljubomir Radanovic jugaría para el Bellinzona suizo, donde puso final a su carrera a mediados de los noventa tras tres temporadas.
Momento del gol histórico de Radanovic que dio el pase a la Eurocopa de Francia 1984. |
- Con la extinta selección de Yugoslavia tuvo un total de 34 apariciones en las que hizo tres goles, uno de ellos fue el que hizo contra Bulgaría en aquel emocionante partido que daba el pase a la Eurocopa de Francia 1984.
Era también el año de las Olimpiadas de Los Ángeles, en las que Radanovic participaría para conquistar el bronce en la modalidad balompédica. Y todo esto llegó en apenas dos años, pues Ljubomir había debutado para el equipo nacional en 1983, justo para hacer ese gol que muchos seguidores balcánicos jamás olvidarán.
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