- El arte de ganar el primer Mundial de fútbol y ser el primer capitán de un equipo en alzar esa copa tan preciada por todos los deportistas. Lógicamente, el trofeo en cuestión ha cambiado mucho, al igual que el balompié. Todo va evolucionando: la vestimenta, las reglas, los estadios y, como no, los jugadores. Como suelen decir los más viejos, "los futbolistas ya no son como los de aquella".
Eso mismo debían decir años después de que se disputase aquella final de la Copa del Mundo entre Argentina y Uruguay, con la última de anfitriona. Muchos verían imposible repetir aquella poderosa escuadra charrúa, con jugadores como Emilio Recoba, Melogno, Riolfo, Ballesteros, Capuccini y Álvaro Gestido.
José Nasazzi Yarza fue un miembro destacado de los años veinte y parte de los treinta. Como historiador, me ha tocado escribir mucho sobre sus hazañas, bien por aquella semifinal ante la antigua Yugoslavia o por sus constantes viajes a España.
Pero a Nasazzi ya le conocían en muchas partes. Poseía una fama indiscutible por sus gestas sobre los terreno de juego, reconocido como un auténtico caballero del fútbol, noble, fuerte, pundonoroso y con una alta competitividad que le llevó a ganar muchos títulos a lo largo de su carrera.
El 24 de marzo de 1901 nació en la gran Montevideo (Uruguay). De padre italiano y madre vasca, este hombre al que apodaban "El Mariscal" o "El Terrible" entre otros motes de admiración, es considerado por muchos expertos en deporte como el mejor jugador uruguayo de la historia. Por supuesto que no seré yo quien lo discuta, y además conozco gran parte de su vida deportiva.
En tiempos en los que el fútbol no contaba con tanto seguimiento, muchos jugadores de antaño buscaban la forma de pasar el rato creando equipos de fútbol o uniéndose a otros no oficiales. José empezaría con el F.C. Escriu.
Se podría decir que su primer equipo profesional fue el C.A. Lito, al que se incorporó en 1918. Para esta entidad jugaría un par de temporadas, antes de que el "Gran Capitán" se labrase una buenísima reputación como olímpico. Después jugaría unos meses para el Roland Moor.
Nasazzi prefirió jugar para el equipo de su barrio, así que allí retornó para pasar a formar parte del Bella Vista en 1922. Éste gozaría de su mejor momento, alardeando de un futbolista que en cuestión de seis años se coronaría campeón olímpico en los JJ.OO. de París 1924 y Amsterdam 1928.
Así comienza a forjarse la leyenda de uno de los futbolistas más idolatrados de aquella época, un auténtico campeón que también se proclamaría vencedor del Campeonato Sudamericano (anterior Copa América) en 1923, 1924 y 1926.
Se dice que ejerció de capitán en casi todos los equipos a los que defendió, pues si en algo destacaba Nasazzi, era por ser todo un líder de vestuario, de esos que nunca arrojan la toalla y son capaces de cambiar el fútbol con cuatro palabras.
Con el Bella Vista lo vivió casi todo y siempre fue considerado un ídolo. Es el club en el que más tiempo permaneció y en el que a veces llegó a alinearse como centrocampista e incluso como delantero. Hasta figuraría como máximo realizador del equipo en alguna ocasión. La versatilidad era su segundo apellido.
Once temporadas permaneció en el equipo de su barrio, ese que con el tiempo agradecería sus servicios llamando a su campo de juego Estadio José Nasazzi. En su primer año con el Bella Vista ya fue citado para jugar sus primeros partidos con el equipo absoluto de Uruguay.
Luego llegaría el evento más esperado, la celebración del primer Mundial de Fútbol de la historia en el que Uruguay ejercería como sede. El equipo charrúa iría deshaciéndose de rivales hasta plantarse en la final para medirse a Argentina. El resultado ya lo saben: ¡Uruguay campeona del mundo!.
José Nasazzi se negaría a intervenir en la siguiente Copa del Mundo, la que se disputó en Italia, con su selección de campeona. Pese a ello, el ya veterano seguiría jugando al fútbol, pues por entonces se hallaba en el Club Nacional.
José Nasazzi fue el primer capitán que tuvo el honor de levantar la Copa del Mundo. |
- Nasazzi aguantó jugando hasta 1937, retirándose en el Nacional habiendo superado los 35 años de edad. Atrás quedarían las glorias obtenidas: cuatro ediciones del Campeonato Sudamericano, las dos medallas de oro olímpicas y el honor de conquistar la Copa del Mundo de 1930, el primer gran torneo de la historia.
Con la selección charrúa disputó 41 partidos, aunque nunca llegó a marcar goles. Eso sí, fue el primer capitán en levantar la cotizada Copa del Mundo, la que en años posteriores levantarían otros en su honor.
Ya retirado como jugador, José Nasazzi se encargó de tareas en la dirección técnica. Posteriormente se emplearía en el Casino de Montevideo, donde llegaría a ocupar el cargo de gerente. El 17 de junio de 1968 falleció en su Montevideo natal con 67 años.
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